The higher the heel, the closer to heaven.
Más humana que cualquier otra persona, le dolían los pies como cualquier otra.
Pero eso era lo suyo.
De pequeña soñaba con tocar el cielo y, cuando creció, buscó todas las formas posibles de hacerlo.
Pasó gente por su vida que, más que ayudarla a tocar el cielo, la llevaron hasta él.
Pero luego esas mismas personas la empujaron hasta el infierno y ahí la dejaron. Y ella solita salió de él. Aprendió a salvarse a sí misma, porque consideraba que ese era el primer paso para crecerse. Entonces, encontró una forma menos dolorosa de tocar el cielo. ¡Y aún por encima de mil tipos! Se convirtieron en su amante, en una de sus locuras. Porque pensó que entregar su cordura a unos zapatos era mejor que entregársela a una persona. Al menos éstos, no le abandonarían.
Si abres las puertas de su armario, las de la izquierda, te encontrarás con dos estanterías llenas de zapatos. Una, repleta de tacones. Como cada objeto que ella poseía, cada uno guardaba una historia.
Cataloguemos esto como uno de sus muchos ladrones de tiempo.
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